miércoles, 18 de julio de 2012

Gracias, Graciela por tu comentario!
 
 
Soy lectora diaria de la Biblia y también cursé algunas veces estudios para interpretarla mejor...pero pocas veces disfruté de una aplicación humana actual de los textos bíblicos. Ojalá es te libro tuviera difusión en los colegios para aplicar la biblia a la vida real. Porque realmente "TODO" tiene que ver con nosotros.

En general es un canto esperanzador del encuentro del hombre con Dios y de la presencia y actuación de Dios en la vida cotidiana y las problemáticas del hombre y sus relaciones.

Agradezco su idea, su vocación de anunciar el Reino de Dios entre nosotros y espero que siga difundiendo estos pensamientos y reflexiones tan positivos.

Muchas gracias y que Dios la siga iluminando.


Graciela Martinez

lunes, 16 de abril de 2012

Ser cristiano no significa "vivir de lindas palabras" que inspiran

Para el cristiano Dios es una persona con Quien el hombre está en relación, y no «algo que se puede usar, un mago a nuestro servicio, o una fuerza para ser más poderosos».
Para el cristianismo, Jesús es el único Salvador del hombre. No es un sabio o un iniciado más, o un Cristo impersonal, ni un avatar, ni un ser humano... elevado.
La salvación no es un logro personal. Nadie "se compra" el cielo con sus buenas obras, ni es auto-realización, auto-redención, auto-complacencia. Eso es vanidad humana y no tiene nada que ver con la salvación. Para los cristianos la salvación depende de la aceptación del sacrificio de Jesús mediante el arrepentimiento, de la fe en la pasión, muerte y resurrección de Cristo, y de una relación personal directa con Dios. Las buenas obras son consecuencia de la fe, de vivir en imitación de Cristo.
El cristiano no cree en la reencarnación. Cree en la resurrección, prometida y demostrada por Jesús. Su felicidad, su plenitud, su vida eterna dependen de la fe en esa Resurrección, y no de una técnica cualquiera.
La verdad no depende del bienestar personal ni de los propios sentimientos o experiencias.
La doctrina cristiana presenta a Jesucristo como el Camino, la Verdad, y la Vida. Y orar es presentarse ante Él, solamente ante Él como Camino, como Verdad, como Vida. Hablarle desde el corazón y poner en Sus manos nuestra pobre humanidad, dándole gracias y alabándole por sobre todo otro nombre.
Las técnicas de meditación que hoy están de moda no son oración. Porque la oración es dependencia exclusiva de Dios, en el nombre de Jesús, su Hijo, en una actitud de humildad, reconociendo que aunque no merecemos Su gracia, Él nos la da y nos extiende Su perdón cuando nos arrepentimos.


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martes, 17 de enero de 2012

Capítulo 27. “Es un castigo de Dios” - ¿Un Dios furibundo?

El Diluvio. Sodoma y Gomorra, borradas por siempre de la faz de la tierra. El cautiverio del pueblo judío en Babilonia. Y un poco más cerca de nuestros días: las enfermedades de transmisión sexual, los terremotos, las pestes y males incurables, las catástrofes naturales y las causadas por otras personas...

Del Diluvio sabemos que hubo sobrevivientes, con lo cual el final de la tragedia aparece teñido de alguna benevolencia de parte de Dios. Pero ¿qué hay con Sodoma y Gomorra? Dios había avisado que, debido a las conductas aborrecibles de sus habitantes, destruiría a Sodoma. Sin embargo, Abraham quiso interceder por la gente de la ciudad. Veamos el diálogo que registra el capítulo 18 de Génesis. Fuera de lo que por escepticismo pudiéramos descartar en una conversación de un hombre con Dios, es interesante ver la actitud de los dos:



Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?

Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él?

Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?

Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.

Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza.

Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco.

Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta.

Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta.

Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte.

Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez.

Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar.



(Génesis 18:16-33)

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Pregunta si Dios va a destruir a los buenos por culpa de los malos. Parece que Dios estaba muy seguro de que no había nadie inocente, de que toda la ciudad le había dado la espalda y vivía un estilo de vida contrario a sus criterios. ... Incluso si solo hay diez personas inocentes de esa conducta que Dios aborrece, perdonará a todos. Es una oportunidad. Se nos presenta Dios como el Dios de las segundas oportunidades. ...La imagen de un Dios furibundo, que busca ese momento de debilidad del ser humano para caerle encima con todo el peso de una tragedia o catástrofe no parece tan precisa, después de todo. Más bien, lo que se percibe es un principio rector: el de la voluntad de perdonar, antes de que la firmeza del castigo se cumpla. 
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No tengo, por mi condición de limitada humanidad, la respuesta al interrogante de si las catástrofes responden a nuestras acciones. Aunque me gustaría poder contestar esa pregunta. Lo único que tengo es ese testimonio que aparece en la sección anterior: misericordia antes que justicia. Porque también Samuel, como Abraham, y otros personajes del Antiguo Testamento nos muestran que no siempre Dios aplicó el castigo prescripto sino que oyó el pedido de misericordia de quienes acudían buscando su favor

lunes, 26 de diciembre de 2011

Respondo: para comprar el libro...

Hay distintas posibilidades para comprarlo según les convenga:

- Está disponible en librerías (si no lo tienen, pueden encargarlo)
- También en Internet: http://losmensajeros.com/Teofila-Gottfried/
- De la editorial: www.sagepe.com.ar
- De la autora: teofilagottfried@hotmail.com o quetienequeverconmigo@gmail.com
- Facebook: Teófila Gottfried

lunes, 3 de octubre de 2011

los celos, la infidelidad, la envidia, el perdón...

sentimos celos, sufrimos los celos de otro, somos infieles (no solamente en el sentido del matrimonio) o sufrimos la infidelidad de otros, sentimos envidia (siempre es "de la buena", claro) o sufrimos la envidia de otros, perdonamos (si queremos) o necesitamos que nos perdonen. El mundo tecnológico, de alta definición, el universo 3D y el acceso a Internet de alta velocidad no han modificado estas situaciones en nada. Seguimos siendo seres humanos "normales".